miércoles, 31 de diciembre de 2008

Las moloteras


Desde inicios del siglo pasado y quizá finales del siglo XIX, se instalaban puestos ambulantes de “moloteras”; generalmente mujeres del pueblo, sentadas a la usanza indígena y cocineras de molotes, ahí, a la vista del público. El relleno era selecto: los de papa con un toque de sal, de tinga, rajas de chile cuaresmeño, epazote y queso fresco de cabra o vaca.

En la actualidad se rellena de todo lo imaginable y en algunos casos se exageran los tamaños al de los originales.

Las chalupas son otro de los exquisitos platillos de origen humilde que ha sabido traspasar fronteras y deleitar los más sofisticados paladares de los más exigentes conocedores.

Los Guajolotes (casi extintos) son unos panes salados, fritos en aceite, partidos por la mitad, a los que se le untaba guacamole y una rebanada de queso fresco. La bebida especial para acompañar este platillo tan especial es el tepache.

Las chanclas, en el momento de servirlos, primero es remojado en un caldillo preparado con chilpotle en vinagre, jitomate, longaniza y otras especias que le dan un sabor inigualable; una vez que se ha mojado el pan se le agrega una rebanada de aguacate y otra de queso fresco, al ponerles la tapa se les baña nuevamente con una cuchara del antes mencionado caldillo.

Las quesadillas, otro de los antojitos que se comercia al público que diariamente transita por las calles del centro histórico de la Ciudad de México; basta recordar que las originales se rellenaban con flor de calabaza y rajas de chile cuaresmeño con queso de cabra o vaca; también de Tlalitos.

Los tacos de feria que aún saboreamos en las fiestas de los barrios; consisten en una tortilla de mediano tamaño, doblada por la mitad y rellena de barbacoa con salsa roja o verde y un poco de crema.

Los suculentos tacos dorados tal y como su nombre lo indica se trata de un taco relleno de carne o queso dorado en aceite y para servirlo se cubre al igual que los anteriores.

Las pelonas, hechas con pan blanco de mesa, de forma redonda, partidas por la mitad, fritas manteca y rellenas de fríjol refrito, carne deshebrada de cerdo, salsas verde o rojas y un poco de crema.

Los tlacoyos, La especialidad consiste en prepararlos con masa de maíz azul, rellenos de fríjol, haba, garbanzo con hoja de aguacate u hoja santa; se pueden saborear fritos y cubiertos con salsas verde o roja y un poco de cebolla picada.

A estas delicias podemos agregar las cemitas, tamales y las famosas tortas compuestas que llenaron toda una época en los clásicos mercados de la Ciudad de México, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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