martes, 31 de marzo de 2009

Cata del tequila


Más que proporcionar los detalles para realizar de manera específica la cata del tequila, es prudente comentar lo que se efectúa al momento de degustar, de forma general, los destilados como es el caso del tequila.

No es incorrecto decir que las reglas dadas para la cata de los vinos pueden ser aplicadas también a la de alcoholes; pero los procedimientos son muy diferentes. No se bebe un alcohol como se bebe un vino, por lo que los profesionales no lo catan de la misma manera. Cualquiera que sea la bebida destilada que se cate, inmediatamente el primer trago cubre las demás sensaciones: molesta al catador y cansa rápidamente el paladar por el ardor de su sabor. Toda la técnica consiste en hallar una manera de borrar ese sabor que se impone y que aplasta con su masa las sustancias aromáticas y los demás sabores que son, precisamente, los únicos que se desea percibir.

Ahora bien, no se puede contentar uno solamente con la fase olfativa: la nariz descubre un buen número de cualidades y defectos, pero hay que sentir también el aroma en boca, donde se encuentran otras sustancias menos volátiles, y ciertos defectos que no pueden ser detectados más que en la boca.

Por lo mencionado anteriormente, se puede deducir que la fase que podríatener mayor dificultad es la gustativa; en este proceso, el catador toma entre sus labios una escasa cantidad y la escupe al cabo de dos segundos. La rapidez del tránsito por las mucosas deja poco tiempo a la acción agresiva del alcohol y lo hace soportable; como el líquido no traspasa el vestíbulo en la boca, los aromas de las trazas vaporizadas en el interior estallan, literalmente, en un ramillete multisápido y multioloroso. Al estar despojado del lastre del alcohol, se hacen perceptibles las impresiones de cuerpo, carnosidad, volumen, ligereza o pesadez, suavidad o dureza; en fin, se puede sentir toda la gama aromática con su evolución y con su persistencia.

Es importante mencionar que en la práctica de la cata de tequila, el alcohol es el protagonista, por lo tanto, al hacer la descripción de cada una de las catas ya no es necesario aclarar la sensación olfativa y gustativa del alcohol. Así también, de los cuatro tequilas que se cataron, se mantendrá en el anonimato las marcas que se ocuparon. La degustación que se realiza a los destilados resulta con menos información y tiempo comparado con una cata de vinos.

Tequila Blanco 38% de alcohol
Vista: incoloro con ligeros tonos amarillo claro poco notorios, muy brillante y cristalino, denso.
Nariz: caña fermentada, frutas blancas fermentadas.
Boca: en la primera impresión hubo una sensación de picor en los labios por la presencia de alcohol, en la punta de la lengua se puede percibir un ligero dulzor con aromas de retroolfacción a hierbas amargas.

Tequila Joven 35% de alcohol
Vista: intensidad clara de color amarillo oro, muy brillante y denso.
Nariz: hierbas secas, amaderado ligero, pegamento.
Boca: se encuentra presente el sabor tostado con hierbas secas y dulzor en la punta de la lengua y ligera acidez.

Tequila Oro 30% de alcohol
Vista: intensidad clara de color amarillo oro con tonos verdosos, muy brillante.
Nariz: especias y tostado.
Boca: están presentes los mismos aromas en la boca.

Tequila Reposado 35% de alcohol
Vista: color intenso amarillo ámbar con tonos dorados.
Nariz: aromas interesantes a frutas secas y cítricas, miel, caramelo, madera.
Boca: nuez, avellana y miel.

Tequila Añejo 38% de alcohol
Vista: color oro viejo muy intenso y muy brillante.
Nariz: especias como el curry, cardamomo y madera tostada.
Boca: frutas secas y curry.

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