
Un dorado perfecto es mucho más atractivo en los alimentos cuando se realiza adecuadamente, no sólo se ven bien, también mantienen un gran sabor, buena cocción y no son necesariamente grasosos.
Lo primero que debe tomarse en cuenta para freír es el tipo de grasa o aceite que se va a emplear. Se pueden utilizar variedades animales o vegetales, así como una combinación de ambos.
Es importante no mezclar aceites o grasas que han sido utilizados previamente con nuevos, ya que la mezcla se quemará más rápidamente, derivando en un sabor y color poco atractivo.
Es recomendable emplear aceite de girasol de alto contenido oleico, el cual tiene uno de los mejores rendimientos a lograr que los alimentos sean más crocantes y con color uniforme.
Las carnes y vegetales que se preparan con este método de cocción deben resultar en una textura crujiente, turgente y con un color dorado brillante.
Es necesario tener una porción correcta entre aceite y alimento, así como una temperatura adecuada para freír (175 a 180 °C), de lo contrario la cocción será dispareja.
Las temperaturas muy altas producen que el aceite se queme rápidamente, además de sellar la superficie de los alimentos y evitar que en su interior se cuezan debidamente.
Con poca intensidad de calor los alimentos absorben mucho aceite, su color es más claro y tardan más tiempo en cocerse.
Es importante revisar que la superficie de los alimentos que van a pasar por la técnica de fritura se encuentren lo más secos posible para evitar salpicaduras y la formación de espuma en el aceite.
Los ingredientes descongelados mantienen una gran cantidad de agua en su superficie. Carnes y vegetales con gran humedad deben acondicionarse antes de freír por medio de enharinados, empanizados o rebozados.
Es necesario ser paciente y cuidar el tiempo que permanecen los productos en el aceite, así se obtendrán frituras con características adecuadas e incomparables.
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