sábado, 28 de febrero de 2009

El chile más picante


Primero, recordemos la historia y la ciencia del chile. La palabra chile proviene del náhuatl chilli. En Sudamérica se le llama ají (del quechua o del taíno haxi), en España se le conoce como pimiento porque Colón, confundido inicialmente, llamó a sus semillas “pimienta en vainas… fuertes, pero no con el sabor de levante”. En el Diario de a bordo de fray Bartolomé de Las Casas, acompañante de Colón en su segundo viaje, leemos: el martes 15 de enero de 1493: “También hay mucho ají, que es su pimienta, de la que vale más que pimienta (es decir, que es más fuerte, [N. A.]), y toda la gente no come sin ella, que la halla muy sana”. La palabra pimienta (del latín pigmentus: pigmento, pintura) denominaba originalmente a todas las salsas con las que se adobaban carnes. De ahí que al chile se le llame también guindilla por su color.

Los chiles contienen principalmente vitaminas A y C, potasio y calcio; pican porque contienen una sustancia química llamada capsaicina (8-metil-N-vanillil-6-nonenamida), la cual es un compuesto producido por la planta como un mecanismo de defensa: para evitar ser ingerida por mamíferos herbívoros, a los que produce una fuerte sensación de ardor en la boca. Las aves, por contraste, en general no son sensibles a esta sustancia.

En 1912, Wilbur Scoville creó una escala para medir el grado de picante de los chiles. Originalmente esto era sólo una evaluación subjetiva, pero hoy, con el beneficio de la cromatografía de líquidos, la escala Scoville se ha transformado en una medición objetiva del contenido de capsaicina en cualquier sustancia. De esta forma, se dice que, por ejemplo, el chile poblano tiene unas mil unidades Scoville, y el jalapeño, entre dos mil 500 y 10 mil. El habanero alcanza entre 80 y 300 mil unidades Scoville, a veces más. El límite de la escala es 16 millones de unidades Scoville, lo cual corresponde a la capsaicina pura. Muy tóxica, por cierto.

Bridport News reportó en abril de 2006 que la pareja de científicos y criadores ingleses Joy y Michael Michaud han producido el chile más picante del mundo. Los Michaud partieron de una variedad de chile de Bangladesh conocida como Naga Morich y, después de un proceso de cría y selección, obtuvieron una nueva variedad, que nombraron Dorset Naga. El engendro alcanza las 923 mil unidades Scoville, y fue propuesto para su inclusión en el libro de récords Guinness.

Considerando que el chile más picante registrado anteriormente era un habanero monstruoso de 570 mil unidades, lo cual es francamente obsceno. Cinco veces más picante que el habanero típico con que preparamos unos tacos de cochinita pibil.

La carrera por el chile más picante, sin embargo, no termina aquí. Apenas finalizaba el 2006, cuando el investigador Paul Bosland, director del Instituto del Chile de la Universidad Estatal de Nuevo México, informó que el chile Bhut Jolokia de la región de Assam, en el noreste de India, fue confirmado como el más picante del mundo. Reveló que este espécimen acumula 1,001,304 (sí: ¡un millón mil trescientas cuatro!) unidades en la escala Scoville, por lo que le ganó a los ingleses y fue inscrito como el más picante del mundo en el libro de Récords de Guinness: ¡cien veces más picante que el más picante de los chiles jalapeños! Un gadget extra: se informa que estos súper chiles deben usarse tocando apenas la comida con ellos.

El uniforme de un chef


En su mayoría, los chefs emplean este uniforme casi todos los días de sus vidas: toque, filipina, pantalón y mandil; y aunque son similares en todo el mundo, poco se conoce de su historia. Sin embargo el origen y las razones detrás del traje tradicional del chef son interesantes.

El diseño del uniforme del chef está relacionado con la necesidad. La filipina, por ejemplo, es doble para que pueda ser invertida fácilmente y oculte las manchas que se acumulan; la capa doble de algodón está diseñada para proteger del intenso calor del fuego y las salpicaduras accidentales. Incluso los botones anudados de paño fueron concebidos por una razón: el paño soporta el lavado frecuente y los botones sobreviven al abuso, ya que a menudo tienen contacto con recipientes, ollas y otros equipos pesados. Aunque los chefs ejecutivos usan a regularmente los pantalones negros, los cocineros visten generalmente pantalones a cuadros blanco y negro que esconden mejor las manchas. Un mandil blanco, largo francés para evitar manchas y principalmente quemaduras por derrames. Los cuellos son simplemente estéticos, dan a nuestros uniformes una vista acabada, pero los picos de algodón alrededor del cuello fueron creados originalmente para absorber la transpiración del cuerpo mientras se trabajaba en las calientes cocinas de antaño.

El gorro tradicional del cocinero o toque blanche, es lo más distinguido y reconocible del uniforme. Se dice que para el siglo XVI ya se usaban gorros. Los artesanos de ese periodo (incluyendo cocineros) fueron a menudo encarcelados y en algunos casos ejecutados debido a su libre pensamiento. Para evitar la persecución, algunos chefs se refugiaron en iglesias ortodoxas y monasterios. Allí usaban las mismas ropas que los sacerdotes, incluyendo los sombreros altos y trajes largos, pero las ropas de los chefs eran grises y la de los sacerdotes negras.

No es sino hasta mediados de 1800 que el chef Marie-Antoine Carême rediseñó los uniformes. Carême pensó que el blanco era el color más apropiado, ya que denota limpieza; también en este tiempo él y su personal comenzaron a usar las Filipinas dobles. Carême pensaba que los sombreros debían ser de diversos tamaños, para distinguir a los cocineros del chef. Los chefs comenzaron a usar los sombreros altos y los cocineros más jóvenes usaban sombreros cortos, tipo casquillo. Carême usaba un sombrero que tenía 18 pulgadas de altura. De los plisados del gorro, característica aún actual, podemos decir que al parecer fueron agregados para indicar las más de 100 maneras que un chef puede cocinar un huevo.

Escoffier consideraba muy importante la limpieza del uniforme porque promovía su profesionalismo. Animaba a su personal a mantener sus vestimentas pulcras y completas, también a que usaran capas y lazos mientras que no estuvieran trabajando. Hoy en día muchos chefs alrededor del mundo usan el mismo traje que hace 400 años. Junto con otras innovaciones que se introdujeron en los años cincuentas, como lo son los gorros desechables de papel.

El uniforme tradicional del chef puede ser un estándar para nuestra profesión, pero no es definitivamente la ley. Desde mediados de los años ochentas una legión de chefs y cocineros han comenzado a usar trajes no tradicionales, el algodón de los pantalones y la filipina es sustituido cada vez más por dril y en algunos casos está estampado con pimientos, flores e insignias de escuelas de cocina. Mientras que algunos cocineros consideran este nuevo estilo como poco profesional, otros lo utilizan debido a la comodidad y la oportunidad de expresar individualidad a través de sus ropas.

Los uniformes no tradicionales de hoy recuerdan al chef Alexis Soyer, autor, inventor y chef de la época del Club de la Reforma en Londres. Soyer era conocido por tener todo su guardarropa, incluyendo trajes de trabajo, hechos a la medida por un sastre. Usaba sombreros tan excéntricos como boinas de terciopelo rojas, sus filipinas a menudo estaban cortadas en diagonal, con grandes solapas. Llamó a su estilo individualista à la zoug-zoug y mientras más se burlaban sus contemporáneos, más extrañas eran sus vestimentas.

Como chef que soy, me adhiero al traje tradicional. El uniforme y su historia son parte de nuestro orgullo. Sin embargo puedo entender también el deseo de ser expresivo. Estos nuevos uniformes tienen su lugar en los restaurantes contemporáneos. Después de todo, la cocina se considera también una forma artística de expresión.

Como todo lo demás el uniforme de chef continúa desarrollándose ¿Quién sabe qué depara el futuro en este aspecto? Una cosa es cierta: la imagen profesional de un cocinero, con una filipina y un gorro blanco, se reconoce en el mundo entero. Tenemos que agradecer a nuestros precursores por esto.

Hablar del orgullo por una imagen cuidada y pulcra no es una imposición, sino una adquisición de conciencia individual que debe iniciar como disciplina y mantenerse así durante todo el desarrollo profesional.

By Chef Joe George / The National Culinary Review

martes, 24 de febrero de 2009

Torta ahogada de pato

Preparación para 8 pax

Ingredientes:

Carnitas de pato

1000 gramos de pato (pechuga, muslo y pierna)
3 piezas de naranja dulce
600 gramos de manteca de pato
750 mililitros de cerveza clara
80 gramos de ajo
100 gramos de cebolla blanca
20 gramos de laurel
20 gramos de tomillo
60 gramos de sal gruesa

Salsa de jitomate

700 gramos de jitomate bola
75 gramos de cebolla blanca
5 gramos de ajo criollo
2 gramos de laurel
20 mililitros de aceite vegetal
Sal fina

Salsa macha

150 gramos de chile de árbol seco
10 gramos de ajo
125 mililitros de vinagre blanco
Sal fina

Otros

8 piezas de bolillo dorado
200 gramos de frijoles bayos refritos
100 gramos de cebolla morada en vinagre y hierbas

Preparación:

Carnitas de pato

  1. Lavar, desinfectar y cortar la naranja en cuartos.
  2. Lavar el pato, cortar en piezas y reservarlo.
  3. Pelar los ajos y la cebolla.
  4. En una olla con abundante manteca de pato caliente se colocan las piezas de pato, la naranja, los ajos, el laurel, el tomillo y la mitad de la cerveza.
  5. Cocinar por espacio de 2 horas a fuego bajo, dando vuelta a las piezas y vertiendo la cantidad de cerveza necesaria para mantener el aceite en temperatura.
  6. Incorporar la sal fina necesaria 15 minutos antes de cortar la cocción.
  7. Una vez cocida la carne se retira del aceite para deshuesar, picar groseramente y reservar.

Salsa de jitomate

  1. Colocar todos los ingredientes excepto el aceite en un cazo cónico; cocinar por espacio de 20 minutos.
  2. Descartar las hojas de laurel, licuar y devolver al cazo con el aceite caliente.
  3. Rectificar sazón y reservar.

Salsa macha

  1. Lavar, desinfectar, cocer y despepitar los chiles, licuar con el vinagre, el ajo y la sal fina.
  2. Rectificar sazón y reservar.

Montaje:

En un plato presentación se dispone al centro la cebolla en vinagre, se abren los bolillos por un costado y se untan con los frijoles bayos; rellenar de carnitas y disponer sobre las cebollas. Bañar la torta con las salsas de jitomate y la salsa macha calientes.

¡Bon Appétit!

jueves, 19 de febrero de 2009

Filet Mignon


El “filet mignon” es un corte de carne, cuyo nombre le describe perfectamente. Los términos “filet mignon”, derivan del francés y juntos significan: “pequeño medallón”.

Pero a pesar de pequeño, este corte no pasa desapercibido, el filet mignon es el rey de los cortes, o al menos es así como suele considerársele, gracias a su sabor e inmensa suavidad.

Este corte de carne, nace del final o punta de la caña del filete de res o ternera y se obtiene cuando ya no queda espacio para realizar más cortes, es cuando se obtiene el filet mignon, que es justamente ese resto de carne restante.

jueves, 12 de febrero de 2009

Filete Mignon en reducción de salsa de vino tinto especiado

Preparación para 4 pax

Ingredientes:

Filete Mignon

4 medallones de 250 gramos de filete de res o ternera
Sal fina
Pimienta negra molida

Salsa de vino tinto especiado

250 mililitros de vino tinto
250 mililitros de oporto
20 gramos de echalote
20 gramos de mantequilla c/ sal
10 gramos de azúcar morena
10 gramos de canela
15 gramos de cebollín seco
5 gramos de salvia
5 gramos de romero
5 gramos de pimienta rosa
5 gramos de cardamomo

Hongo portobello y elote tierno

40 gramos de cebolla blanca
5 gramos de ajo criollo
170 gramos de hongos portobello
100 gramos de elote tierno
45 mililitros de aceite
15 gramos de perejil
Sal fina
Pimienta negra molida

Puré de papa

500 gramos de papa alfa
45 gramos de mantequilla c/ sal
180 mililitros de leche entera
Sal fina

Procedimiento:

Filete Mignon

  1. Salpimentar los medallones e incorporarlos al grill para obtener los diamantes y el término deseado.

Hongos portobello y elote tierno

  1. Lavar y desinfectar la verdura.
  2. Desgranar el elote y blanquearlo, filetear el hongo portobello, picar la cebolla, cebollín, perejil y el ajo finamente y restar.
  3. En una sartén caliente incorporar el aceite de oliva, agregar la cebolla y dejar que se vuelva traslucida, agregar el ajo por algunos segundos y los portobello sucesivamente, saltear y sazonar para finalmente incorporar el grano de elote, el perejil y el cebollín.
  4. Rectificar la sazón y reservar para el servicio.

Puré de papa

  1. Lavar y desinfectar las papas.
  2. Pelar y cortarlas en cascos para cocer en agua con sal.
  3. Machacar la papa e incorpora la mantequilla, la leche tibia.
  4. Sazonar y colocar a baño María hasta obtener la consistencia deseada y reservar para el servicio.

Salsa de vino tinto especiado

  1. Tostar las especias en el horno a 120º C para que tomen mayor aroma.
  2. Sofreír el echalote con la mantequilla y añadir las especias tostadas.
  3. Incorporar el vino tinto y el oporto, reducir a la mitad y poner al punto con el azúcar morena, reservar para el servicio.

Montaje:

En un plato presentación se dispone al centro un aro para ser llenado con el puré de papa, encima el filete Mignon, se dibujan algunas manchas con la salsa de vino tinto especiado y se dispone sobre ellas la guarnición de portobello y elote.

¡Bon Appétit!

miércoles, 11 de febrero de 2009

Bomba de chocolate

Preparación para 8 pax

Ingredientes:

135 gramos de mantequilla s/sal
225 gramos de chocolate amargo
3 piezas de huevo
3 yemas de huevo
55 gramos de azúcar refinada
10 mililitros de esencia de vainilla natural
38 gramos de harina de trigo
300 mililitros de helado de vainilla
50 mililitros de jarabe de café
120 gramos de fresas
6 canastitas de pasta tulipán
10 gramos de menta fresca

Procedimiento:

  1. Precalentar el horno a 210 ºC.
  2. Lavar y desinfectar la fruta.
  3. Triturar el chocolate amargo y reservar.
  4. Calentar y fundir la mantequilla con el chocolate en el microondas por intervalos de 40 segundos, moviendo con esmero entre cada intervalo hasta que el chocolate se funda por completo, reservar en un lugar tibio.
  5. Batir los huevos junto con las yemas, el azúcar y el esencia de vainilla hasta que espese y tome color amarillo pálido, añadir una tercera parte del chocolate en forma envolvente para incorporar el harina con el resto del chocolate para integrar la mezcla perfectamente.
  6. Engrasar y enharinar los moldes deseados; verter la pasta obtenida en los moldes hasta cubrir ¾ partes de su capacidad.
  7. Ingresar al horno a 210 ºC por espacio de 13 a 15 minutos, retirar del horno y reservar.

Montaje:

En un plato trinche se dispone la bomba de chocolate, colocar encima una quenelle de helado de vainilla y unas hojitas de menta fresca. Tirar a un lado un zig-zag de jarabe de café, para finalmente montar una canasta de pasta tulipán con fresas.

Bases para un buen maridaje


El maridaje se define como la unión entre el vino y la comida, ya que representa una pareja cuyo fin es conseguir un equilibrio o armonía para acentuar ambas características, en esta unión participan por los dos lados distintas características que van desde el país de origen de donde procede cada uno, sus sabores y variedades.

Las reglas básicas

  1. Se conoce como maridaje al complemento entre las cualidades de un vino y los ingredientes y sazón de un platillo.
  2. Los conocimientos básicos en cuanto al maridaje se pueden enfocar en ciertos puntos que es indispensable tener en cuenta al realizar la combinación.
  3. Una regla por demás conocida debido a su tradición es la del color, que no indica que el vino blanco se combina con pescados y el tinto con las carnes.
  4. Aunque, como sucede con toda regla, existen sus excepciones. Un platillo de pescado corpulento como es el atún, el salmón o el pez espada puede complementarse con algún tinto ligero.
  5. Del mismo modo que un blanco con roble encuentra una muy buena comunión con un filete; el contraste en los sabores resulta seductor para algunos paladares.
  6. La graduación alcohólica del vino ayuda a seleccionarlo mejor ya que un vino con graduación alta acompaña perfecto a alimentos con una fortaleza en su sabor, lo mismo pasa con alimentos suaves, es mejor un vino moderado al igual que su potencia.
  7. Para elegir el vino ideal es importante conocer con qué alimentos se acompañará, si son carnes rojas, pescados y mariscos, así como el tipo de condimentos o salsas que tendrán.
  8. Para conseguir un maridaje perfecto es factor clave considerar la variedad de la uva del vino y la manera como se haya cocinado el plato; conozca a continuación cada grupo de alimentos y el vino con que deben acompañarse:

Carnes rojas

  • Elegir un vino tinto para las carnes rojas es una cuestión sobre la que no hay dudas, pero es importante saber qué tipo de vino tinto.
  • Puede ser un vino tinto de Rioja, Ribera del Duero, Priorato, Somontano o Penedès.
  • En este caso no se busca tanto un tipo de variedad de uva, sino que sea un vino bien elaborado, robusto, potente y con concentración.
  • Si va a comer cordero al horno ligeramente condimentado, opte por un tinto con una crianza en barrica prolongada, ya que los aromas de fondos especiados de estos vinos, le va muy bien a este plato.
  • Cuando se prepara cualquier tipo de carne previamente macerada o con una salsa al vino, debe servirse el mismo tipo de vino en la comida que el utilizado en la maceración o salsa.

Pasta

  • En los platos de pasta, la salsa lo es todo; con un spaghetti con salsa boloñesa, elija un tinto joven o con una crianza de 3 ó 4 meses en barrica.Si se trata de un plato de pasta con fondo de tomate y verduras puede seguir con un tinto joven o tomar un rosado.
  • Si no lleva más que mozarella, orégano y aceite de oliva, un rosado es lo que mejor le va; sin embargo, opte por un blanco con crianza para un spaghetti al pesto.
  • A los platos de pasta con salsas marineras y acompañados de mejillones o sepia, les va desde un blanco joven, aromático y frutal como un Macabeo, Sauvignon Blanc o Verdejo.
  • Si consume pasta fresca al huevo y la sirven con una salsa cremosa, que es lo que lleva la receta de los fettuchines Alfredo, prefiera un vino blanco tipo Chardonnay.

Pollo

  • El pollo es una carne neutra que permite diferentes tipos de vino; si lo prepara con un sofrito de tomate, cebolla y plantas aromáticas conviene elegir un vino tinto estructurado pero no demasiado robusto.
  • La mejor opción es un tempranillo, de preferencia un semicrianza, buscando una ligera carnosidad, taninos frutales y agradables.
  • Si el pollo lo sirve con salsa de trufas y acompañado de champiñones y papas asadas, debe elegir un vino con más cuerpo como una reserva de Cabernet Sauvignon o Merlot.
  • Finalmente, si el pollo lo adereza con el jugo de un limón y hierbas aromáticas como por ejemplo, tomillo, y fue horneado para asar, lo recomendable es optar por un vino blanco y joven como el Chardonnay por sus aromas cítricos.

Pescado

  • El pescado no necesariamente requiere de un vino blanco; un tinto puede ser adecuado si sirve o consume un salmón con champiñones.
  • Un pescado encebollado con pimientos y tomate puede servirse con un vino rosado.
  • Al marisco y a los pescados blancos lo que mejor les sienta es un blanco.
  • Pulpos, sepias y mariscos quedan muy bien con vinos blancos tipo Albariño, Verdejo y Godello.
  • Para los guisos de pescado que están aderezados con perejil, elija vinos blancos de Macabeo, Parrellada y Xare-lo.
  • Para otros pescados como el róbalo, con mucho sabor y carácter, los blancos con crianza son una buena opción.